Herida que no cicatriza.
Masa o hinchazón cambios anormal en los senos.
Hemorragias o flujos de causas desconocidas.
Cualquier cambio en verrugas o lunares.
Indigestiones que no ceden al tratamiento médico o dificultades en la ingestión de los alimentos.
Tos o ronquera persistente.
Cambios irregulares o constantes en la función intestinal.
Cambios anormales en la materia fecal.
Cambios en el chorro de la orina o dolor en la micción.