Volviendo a examinar los acontecimientos sobre la vida y muerte de los seres humanos, se encuentra que tienen diferentes maneras de concebir y enfrentar sus acciones que abarcan las diferentes etapas de su existencia. Los conceptos de cada quien están influenciados por su instrucción; su religiosidad o ausencia de ella; sus intereses personales y familiares, su experiencia; su concepto de libertad y la utilización de ella; el respeto por los demás y finalmente la íntima convicción, ilustrada o no, que tiene derechos que no pueden ser conculcados.
Recientemente el Comité Zonal de Lucha contra el Cáncer, programó y desarrolló un conversatorio sobre: El Derecho a Morir Dignamente. Expertos en bioética, psiquiatras, psicólogos, filósofos, abogados, otros médicos y la Iglesia Católica a través del Canciller de la Arquidiócesis de Manizales, expusieron inicial brevemente varios aspectos sobre el tema.
Sin embargo, la parte más importante fueron las preguntas con sus contra preguntas y las respuestas con las adiciones a éstas entre los todos los conversadores, expositores y otros asistentes, dentro de un formato amplio de consideración y respeto. Cuatro horas continuas permitieron el conversatorio que sólo pretendía presentación de información legal, técnica, y conceptual, desprovistas de posiciones dogmáticas a ultranza.
Pero es indudable que todavía existe grandes vacíos, sobre el conocimiento de las temáticas, vida y muerte en aspectos jurídicos y médicos, en las personas de la población en general, a pesar de la enorme cantidad de información disponible en diferentes medios de comunicación masiva al alcance de unos segundos.
Varias leyes y Sentencias de la Corte Constitucional, son excelentes documentos que proveen información de fácil comprensión sobre varios aspectos de la vida y muerte de las personas. Ello, se traduce en derechos que cubren a quienes habiten en Colombia. Éstos derechos son opcionales, lo que indica que en satisfacción del pleno derecho de las personas a decidir sobre su vida y muerte, los puede adoptar o no.
Todas las personas que se encuentren dentro de los límites del territorio colombiano pueden vivir y morir como quieran, son decisiones autónomas y respetables, unas largamente pensadas y otras no, pero modificables únicamente por los propios primeros actores o sus responsables jurídicos en los diferentes casos a lugar.
El respeto por la vida y la muerte lleva a la consideración de vivir dignamente, a lo que tienen derecho todos los seres humanos e igual acontece con la muerte digna. Ambos conceptos y acciones se correlacionan pero no son interdependientes.
El temor a la vida es muy inferior al de la muerte pero ello no sucede igual en todas las personas. En diferente proporción, los seres humanos se abocan a ambas situaciones. Una, la vida es generalmente de largo trayecto y con la muerte acontece diferente: ocupa una mínima parte de la presencia terrenal de las personas. Algunos tienen largos e indeseables períodos en este trance.
Anteriormente era frecuente, hoy es muy difícil encontrar personas que toleraban y hasta pedían el dolor como un tributo a sus creencias religiosas, lo cual es respetable en grado sumo.
Vivir es más que eso: vivir plenamente. Se dice con facilidad pero se desarrolla de diferente manera en cada ser humano. La persona por el solo hecho de existir, sea letrado o no, tiene derechos y obligaciones que le son inherentes a su especie, independientemente del género, la edad y el estado de salud,
Por eso antes de decidir sobre vida y muerte la persona debe estar consciente de lo que pretende con sus decisiones autónomas y ello se logra cuando aún posee las condiciones mentales que le permiten adoptar disposiciones para un futuro y en el interés de respetar su querer.
Corresponde al Estado, a las academias y a las instituciones de salud difundir las posibilidades teóricas y los requisitos a completar para obtener una muerte digna legalmente aceptada. De otro lado, garantizar los elementos básicos para lograr una vida con dignidad es responsabilidad indiscutible del Estado.
Pero ante todo, debe imperar la libertad de las personas para tomar las decisiones pertinentes o adoptar las que le han sido delegadas
Fuente: Periódico la Patria
Fecha de publicación: Martes, Mayo 15, 2018
Tema: Opinión
Escrito por: DOCTOR JORGE RAAD ALJURE